Cada vez son más los padres que acuden a las consultas de Psicología en busca de una solución para el comportamiento desobediente de sus hijos. Sin embargo, en algunos casos no se trata de un caso de desobediencia común sino que en la base de esa conducta se esconde un problema mayor: el trastorno negativista desafiante. Los niños o adolescentes pueden tener serias dificultades para expresar sus inquietudes y sufrimiento. A menudo este se expresa con conflictos en el área de la conducta.
¿Cuáles son los principales trastornos de la conducta en la adolescencia?
En primer lugar hay que detallar que cuando hablamos de trastornos de conducta lo que hacemos es describir un comportamiento que consideramos socialmente inaceptable. Este puede atentar contra otros y perjudicar al propio paciente ya que tienen como consecuencia un deterioro social, académico, cognitivo y emocional.
Entre los principales trastornos conductuales podemos destacar dos que causan importantes desestabilizaciones en el ámbito familiar y escolar:
- el Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), relacionado con la impulsividad, el déficit de atención y la excesiva actividad motriz.
- el Trastorno Negativista Desafiante (TND) se refiere a las conductas de oposición a los adultos con comportamientos de desafío a las figuras de autoridad, la negativa al cumplimiento de las normas y el comportamiento hostil o resentido más allá de la primera infancia. Suelen perder la calma con mucha facilidad, son muy discutidores y molestan a los demás continua y deliberadamente.
Según la Dra. Conxita Puig, psiquiatra infanto-juvenil, «puede ocurrir que en determinados momentos del desarrollo del niño, no dispongamos de síntomas suficientes como para realizar un diagnóstico con total seguridad. Quizás porque el trastorno está en sus inicios y presenta poca sintomatología, como ocurre en ocasiones con los trastornos psicóticos sub-clínicos o en trastornos distímicos. Estos son estados depresivos de larga evolución en los que los síntomas depresivos pueden presentarse de forma aparentemente leve pero persistente.
¿Cuándo deben alertarse los padres?
Los padres deberían alertarse sobre la posibilidad de que su hijo presente un problema de conducta negativista desafiante que deba ser evaluado y tratado adecuadamente si observan que su hijo:
- tiende a enfrentarse a los compañeros ocasionando conflictos,
- se enfrenta a los profesores,
- está de mal humor con frecuencia,
- tiene respuestas desafiantes,
- intenta incumplir las normas establecidas en el colegio o en casa,
- molesta a los demás continuamente.
- Deterioro significativo en los resultados académicos y en las relaciones sociales.
La importancia de la detección precoz para su correcta actuación
Los síntomas de este trastorno se detectan a los 4-5 años, siendo su diagnóstico más consistente una vez superada la primera infancia. Podemos considerar que el TND es más común en los niños que en las niñas.
La detección precoz, además de evitar el abandono escolar, es fundamental para tratar adecuadamente al niño y tratar de ayudarle para que la conducta perturbadora y conflictiva no se establezca como una norma, estilo o hábito de comportamiento en este niño o adolescente.
Difícilmente un adolescente acepta un diagnóstico de trastorno de conducta negativista desafiante expresado de esta forma pero a pesar de la hostilidad que provocan estos pacientes en los que les rodean, hay que hablar al niño a partir de su propio sufrimiento para que acepte un diagnóstico y la ayuda necesaria, sin culpabilizarle y generando un alto grado de responsabilidad en la resolución de su problema.
Podemos prevenir el Trastorno de la conducta Negativista Desafiante (TND) mediante la intervención temprana y la detección precoz, de tal manera que el comportamiento desafiante del niño no se convierta en su patrón de conducta cotidiano.
El Trastorno Negativista Desafiante TND necesita un tratamiento combinado. No hay que olvidar que los problemas de conducta o comportamiento, generalmente se presentan en pacientes que padecen algún trastorno de base como un TDAH, o un trastorno depresivo o psicótico, que provocan un sufrimiento en el adolescente.
- La psicoterapia individual desde un enfoque cognitivo-conductual ayudará al niño a tomar conciencia de su trastorno, ejercitará el autocontrol de su ira y mejorará sus habilidades de comunicación y de relación con los demás
- La terapia familiar aportará a los padres orientación para educar a su hijo, erradicando comportamientos que fomentan al situación conflictiva y potenciando la interacción mediante límites adecuados que modifiquen las conductas inapropiadas
- La terapia grupal se orientará al desarrollo de técnicas que permitan la utilización positiva de capacidades de comunicación y de relación entre iguales.
¿Cómo puede el centro educativo detectar precozmente los casos de trastornos de la conducta negativista desafiante?
Cuando se trabaja con niños o adolescentes la observación juega un papel importante, observar cómo interacciona con sus padres, evaluar su comportamiento en el colegio y evaluar su comportamiento con el psicólogo para identificar señales. El compromiso familiar es fundamental para la detección temprana y control del trastorno de la conducta negativista desafiante.
Es importante realizar una entrevista a los padres, indagar sobre la relación del niño o adolescente con su familia. Además la información referente a estilos de crianza, normas en el hogar, estrés familiar, relaciones extrafamiliares, actividades cotidianas, intereses, rendimiento escolar, comportamiento en clases, relación con sus compañeros. La visión de los profesores y/o maestros de apoyo completarán la información necesaria para el diagnóstico.
El método díde facilita la recogida de información de manera automática de las personas que mejor conocen al niño: sus padres y profesores. Los informes resultantes facilitan el diagnóstico al profesional para empezar cuanto antes a controlar el problema.
Pautas para abordar los problemas de conducta negativista desafiante y desobediencia
El incumplimiento de cualquier tipo de norma y la hostilidad permanente hace que el clima de convivencia se deteriore tanto en el ámbito familiar como escolar. Ante esta situación, los padres o profesores se encuentran indefensos e incapaces de fijar unos límites que minimicen la ira y amenazas vengativas del niño o adolescente.
- Aplicar la disciplina pero no de manera rígida o excesiva
- No satisfacer de manera inmediata los caprichos y deseos del niño.
- Demuéstrale todo tu cariño y afecto como padre/madre
- Favorece la cultura del esfuerzo para conseguir las metas o retos
- Enséñale a ser responsable de sus actos
- Dialoga de manera constructiva con él/ella sobre valores como el respeto a los demás
- Establece límites y normas alcanzables
Fuente: Dra. Conxita Puig, psiquiatra infanto-juvenil
Detección temprana de dificultades del aprendizaje y desarrollo desde los 2 años

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